12 junio 2007

Recuento

El verano suele ser época de estirar los brazos para apoyar la cabeza y que aireen las axilas, no de bajarlos y ponerlos manos a la obra, que con el calor da pereza. Pasé el verano anterior decidiendo una vez más qué iba a hacer con mi vida (como debe hacerse cada cierto tiempo) y en septiembre finalmente decidí que dejaría el Cámara... ¡Acción! para dedicarme este curso a poner en negro sobre blanco todas las ideas pendientes. Hoy, que debería estar volcado en el Script Frenzy si no hubiera abandonado la idea antes de empezarla, se me ocurre hacer recuento y ver si ha servido de algo perderme esos ingresillos mensuales del teatro en pro de un arte incierto, por no decir hambriento.

No estoy del todo seguro en qué orden fui haciendo las cosas. Creo que empecé volcándome en escribir cortometrajes, pensando que rodaría algo este año. Completé dos guiones. A fecha de hoy, espero convertir uno en guión de cómic (porque es presupuestariamente inrrodable, y sí, me invento las palabras porque me da la gana) mientras que el otro aún tengo esperanzas de rodarlo. Algún día.

Luego llegó noviembre y con él el Nano. Hace poco releí "La Vida Pese A Todo" y me sorprendí de haber parido tantas ideas en tan poco tiempo. Sigue pendiente de pulido, pero ya es un cojón de trabajo volcado al papel.

En diciembre me volqué en acabar una obra de teatro que llevaba tres años reescribiéndose. ¡Y lo conseguí! "La Reforma Incompleta" ya estaba completa. Por cierto, la idea de donde nació la obra tiene historia... eso lo cuento otro día.

Con el año nuevo me propuse presentar algo a los Premios Literarios Jaén, así que empecé a escribir un poemario con toda la intención. ¿Temática? Malos tratos. Más comercial imposible. Ha quedado cojonudo.

Tardé meses en acabarlo, porque era mucho curro y porque me lié con el Taller de Narrativa. No me importó, porque ha sido superbonito: hemos aprendido un montón juntos y hemos escrito unos cuantos microrrelatos, que también está muy bien.

Y ahora debería estar con el guión del largometraje que esperaba terminar aprovechando Script Frenzy, pero no lo estoy. Aun así, una productora buscaba guiones y anoche les mandé el tratamiento de la peli de terror que empecé hace años. A ver si les gusta. Que no creo, porque es más rara que un guarro verde. Pero a mí me sigue gustando, a pesar del tiempo.

Y si me gusta, ¿por qué no estoy echando junio con ella? Pues porque me he volcado en la última locura: hacer música. Ya llevamos dos canciones y está feo decirlo, pero molan mazo. A ver qué pasa.

Así que en diez meses he escrito dos cortos, una novela, una obra de teatro, un poemario, una docena de microrrelatos y un par de canciones. ¡Para darme con un canto en los dientes! Todavía no he llegado a artista, pero ya puedo decir que este curso me he sacado el título de Artistilla con Sobresaliente alto. Y como aquel mago de la tele, me pongo la medalla. ¡Y seguimos para bingo!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Si tú no eres un artista, nadie lo es. Y punto pelota.

Ahora que ya te vale, desgraciado, ya que empiezas cuenta la idea de la que nació La Reforma ¬¬UUUUU

Como espectadora, fangirl, beta-reader y amiga, ha valido muchísimo la pena que decidieras ponerte manos a la obra con tus ideas pendientes :) Enhorabuenísima!

JoseaGuti dijo...

Por Dios, que polifacético. Qué será lo próximo?jeje, me produces vértigo :P
Un besico

dequesi dijo...

Casi se me olvida: también escribí un texto para un certamen de relatos porno! ;D