18 septiembre 2008

Una fábula

PRESENTACIÓN
Éranse una vez dos amigos (digamos que se llamaban Ramón y Alfredo) que, cual cigarra y hormiga, comenzaban a prepararse para la estación de nieves. Alfredo estaba tranquilo porque tenía un buen abrigo guardado en el armario; llevaba varios años usando el mismo. A Ramón, en cambio, los abrigos le duraban bien poco: se cansaba de ellos, se le estropeaban, los perdía, se los robaban. Así que, tarde tras tarde, convencía a Alfredo para que le acompañara a buscar una prenda con la que superar los meses de frío.


NUDO
Un día, estando en el Zara, mientras Ramón curioseaba por aquí y por allá, Alfredo (que se aburría) se quedó con la vista perdida en el infinito; salvo que el infinito resultó no estar tan lejos: sus ojos se habían posado sobre un chaquetón en concreto. La prenda, que tenía un corte francamente chulo, colgaba en su percha con los brazos abiertos, como diciendo, aquí estoy, tómame, te estoy esperando. Sólo le faltaba bajarse del perchero y echar a andar hacia él (pero no lo hizo).

Alfredo se lo pensó un momento. No es que el precio fuera un problema, pero tampoco necesitaba hacer ese gasto. Y sin embargo, el chaquetón era bonito, y hacía mucho tiempo que no se daba un capricho. Finalmente, pasó por caja. Mientras tanto Ramón, como de costumbre, se probó este y aquel, pero volvió a casa con las manos vacías.


DESENLACE
El armario de Alfredo disponía de poco espacio: era un joven coqueto. Tenía un montón de ropa, y no había sitio para dos abrigos. Así que puso uno junto a otro encima de la cama. Le hacía ilusión ponerse el nuevo, pero el antiguo le traía los mejores recuerdos: le había acompañado en tantos viajes y le había guardado del frío tantas noches... También era cierto que estaba algo gastado. Tal vez si lo llevara al tinte...

Tanto se lo pensó, que cuando quiso darse cuenta había empezado a nevar. Y se le hacía tarde. Con las prisas, cogió el que tenía más a mano: la suerte quiso que estuviese más cerca el nuevo chaquetón. Alfredo se lo puso, salió por la puerta, y siguió con su vida.


¿MORALEJA?
Cómprate un abrigo. Se acerca el invierno.

Fotografía de Sam Bastianello.

15 septiembre 2008

One thing leads to another

No me gustan las entradas abstracto-filosóficas en los blogs, como aquella reciente de Naeros que tan profética resultó; pero esta lo va a ser por pura discreción, y que cada cual se aplique la abstracción como pueda...

El mundo tiende a la entropía y no importa con qué cuidado construyas las cosas, por un lado o por otro se quiebran, se desgastan, y tienes que acabar sustituyéndolas por otras nuevas. Todo sigue la misma inercia, una cosa conduce a otra y la vida sigue su camino fuera de tu control. Sólo de vez en cuando atisba uno, en su frenética velocidad cotidiana, que se abren caminos adelante y que estamos justo a tiempo de dar un volantazo antes de que todo se vaya al carajo.

No, no me refiero a esos momentos de indecisión en que todo se para durante semanas porque no sabemos si comernos la paja o la cebada. Esas decisiones, al final, no cambian nada (cambian, si acaso, entre izquierda o derecha, pero nunca entre arriba y abajo), porque si tanto dudamos es precisamente porque ambos caminos están llenos de ventajas e inconvenientes, de lo contrario la elección estaría muy clara (y además ya lo he dicho muchas veces: la única elección errónea en esos casos es pararse a pensar. Es mejor tirar un dado y disfrutar de lo que el resultado tenga a bien traer).

Me refiero a escalones en la bajada en que ves que no hay barandilla y sabes que o agarras el timón con fuerza o se va todo a tomar por culo. No vas a salvar el cuello hagas lo que hagas, pero te pones los calzoncillos rojos por fuera y la capa para evitar males mayores. El disfraz, la heroicidad anónima, te dura cuatro días, y tú te cuelgas la medalla en silencio sabiendo que las cosas podrían haber ido mucho, mucho peor. Y sigues cayendo, pero con una sonrisa.


Así ha sido (qué demonios, por qué no decirlo) el findeypico de las visitas y el concierto de Madonna. Podría haber sido un desastre de gritos y llantos si nos hubiéramos dejado llevar por la inercia de la entropía, el final sucio al que están destinadas todas las cosas. Nos merecíamos más. Rascacielos, cosmopolitans, U2 en 3D para revivir momentos y experimentar novedades al mismo tiempo, bromas, sexo, amigos, restaurantes pijos, regalos, Madonna, cervezas y tequilas, verdades, dulces, todo lo que nos merecíamos si queríamos un cierre a la altura de las circustancias.


Y tengo un diario nuevo, completamente en blanco.

Aunque todavía no me haya molestado en abrirlo.

01 septiembre 2008

NO compartir música debería ser ilegal

Hace poco descubrí a Editors gracias a Aldery y la verdad es que me está encantando su nuevo album; así que como también he descubierto otros artistas últimamente, he pensado que sería inmoral no compartirlos con vosotros.
Por un lado Sam me puso una canción de Ane Brun y ya hice yo por pillarme Changing of the Seasons, que es de lo más hipnótico. Sé que Deira me lo va a agradecer.

A medio camino entre unos y otra podría colocar a Elbow. Aunque a la garganta del vocalista le falta un hervor, la inspiración de las melodías y la delicada instrumentación de The Seldom Seen Kid no tienen desperdicio.

Y por último, espero hacerme pronto con algún album de Sia, porque desde que oí Breathe Me en los minutos finales de Six Feet Under, no me la quito de la cabeza. Y será que no tengo cosas... Acabo de descubrir que cantaba en Zero 7. Vamos, que curriculum no le falta... A ver qué me encuentro.

Espero que os gusten, ¡y espero más sugerencias!