15 julio 2004

Sueños olvidados

[importado de mi antiguo blog en PsychoCorp.net]
Es la una de la mañana y vengo del cine, de ver "Confesiones de una Mente Peligrosa", mañana si tengo tiempo escribiré la crítica, hoy es tarde, no es una película friki pero sí es una película cinéfila, y es buena, vale la pena recomendarla.
La película habla de muchas cosas, pero una de ellas son los sueños, las esperanzas, los proyectos que uno se hace de niño, de adolescente, de joven... y que cuando va llegando a adulto van quedando atrás sin remedio.
A veces uno se siente un poco así, guerrero ingenuo, luchando a ciegas en un mundo de soñadores ciegos por abrirnos un hueco más grande del que en realidad nos corresponde.
El otro día hablaba en estas páginas de todas las cosas que hace uno en su vida, de todas las aficiones, los hobbies, compromisos, favores, empleos, actividades o experimentos en los que vamos entretejiendo nuestro tiempo. Hoy me preguntaba, ¿para qué? ¿Cuál es el sentido de que yo escriba estas páginas, de que trabaje a diario para que en Psychocorp haya noticias y críticas, y las visitas sigan subiendo? ¿Me hace eso más feliz? ¿Más popular? ¿Más grande? Son sólo ilusiones.
Escribo guiones, relatos. Una vez gané los 150 euros de un segundo premio de poesía. Escribo, escribo, escribo. Me acabo de recordar a Golden Boy: "Aprendo, aprendo, aprendo". Esa serie puede llegar a ponerte de los nervios. ¡Aprendo, aprendo, aprendo! ¿Para qué?
No sé si llegasteis a ver mi www.teatrofilos.com , en fin, mover un grupo de teatro parece una experiencia maravillosa a veces, pero hoy me preguntaba, ¿para qué? ¿Qué he sacado yo de escribir un musical, de montarlo y dirigirlo, adaptarlo, corregirlo a diario durante estos últimos dos años... para qué?
Desde luego todo se quema, y el entusiasmo y la excitación que compartía con mis actores van cediendo paso a un oscuro sentimiento de responsabilidad y obligación que resulta cualquier cosa menos satisfactorio.
Supongo que si al menos estos esfuerzos estuvieran remunerados, otro tipo de recompensas menos espirituales (o más palpables si queréis decirlo así) harían más agradable el tránsito por el día a día. No me considero una persona materialista, pero cuando sabes que hay un agujero en el banco, una deuda con tus padres y una hipoteca que acabarás de pagar cuando cumplas los 55, cualquier perspectiva de tapar uno siquiera de esos pozos sin fondo resulta de lo más alentadora. Pero no es el caso.
Ordenando papeles encontré hace pocos días un fanzine de ciencia-ficción y fantasía llamado Fobos que debí descargarme de la web e imprimir hace meses, el número tiene fecha de septiembre 2002, es muy bueno, tendré que acordarme de buscar más números. Hoy leía en él acerca de un libro editado en los EEUU llamado "Forgotten Dreams", un tocho de 650 páginas que recoge las vidas y obras de numerosos autores de ci-fi totalmente desconocidos. Hombres y mujeres que se aventuraron a publicar uno o dos relatos en alguna antología de escasa tirada, o en una revista. Son, de algún modo, autores frustrados, fracasados quizá en sus ilusiones de haber dejado tras de sí una obra que perdurara en la memoria del público, y no sólo a través de este "Forgotten Dreams", hermoso, pero anecdótico.
Y tienen suerte: otros no han llegado, o llegarán (o llegaremos) a eso. Seguiremos escribiendo para nosotros mismos, para montajes de teatro aficionado que verán 70 personas, para portales roleros en internet, para certámenes de poesía de pueblos de los que jamás habías oído hablar.
Charlie Kaufman, guionista de "Confesiones de una Mente Peligrosa" (además de "Cómo Ser John Malkovich", "Human Nature" y, más relevante para el caso, "Adaptation. El Ladrón de Orquídeas"), habla de eso en "Confesiones" y en "Adaptation". A pesar de su éxito, cualquiera diría que aún se siente así: pequeño. Quizá por eso me gusten sus películas. Sería triste ser el único frustrado.
Ahora resulta que me desfogo de una manera más: ahora, también, escribo diarios.

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